En Lisboa

Sí, esta semana he estado en Lisboa, aunque sólo un par de días, pero muy intensos.

El primer día un montón de reuniones, una tras otra… en cuanto te retrasan una o dura más de lo esperado, se empieza a arrastrar… También toca comer y cenar con los clientes, así que, al final no hay ni un segundo de descanso hasta que llegar al hotel a dormir, pero todavía tienes que repasar el training que tienes que dar mañana, así que, duermes unas pocas horas.

Al día siguiente, training y, para colmo, lo piden en inglés… ¡pero si en Portugal saben español perfectamente!. Todo el día hablando en inglés, o una lengua en la que no eres nativo no es fácil y cansa bastante, pero bueno, al final he sobrevivido.

Finalmente, por la noche vuelta al hogar y tratar de descansar un poco, pero poco pues llegué muy tarde. La verdad es que se nota la falta de sueño y de descanso, pero bueno, todo será cuestión de acostumbrarse.

Cita previa para DNI/Pasaporte

Por motivos laborales, me tengo que sacar el pasaporte. Lo había dejado un poco correr, pero en muchos países, es necesario tenerlo con al menos 30 días de antelación.

Ayer me puse las pilas co el tema: me saqué unas fotos (un pack de no sé cuántas por 5,95) y busqué la cita previa por Internet.

Dependiendo de la comisaría, las citas pueden estar ocupadas hasta con más de dos meses de previsión, así que, me tocó buscar una por una a ver dónde me lo podía sacar ya. Al final hubo suerte y en Torrejón lo pude hacer de un día para otro.

Llegué justo a la hora de la cita, entre y me atendieron. A los 10 minutos estaba fuera con el pasaporte en la mano.

A ver para cuándo todas las comisarías se ponen las pilas y se puede hacer así de rápido todo.

Cena de despedida

Tenía pendiente desde mi salida de la anterior empresa, hacer una despedida oficial, así que, tras cientos de miles de correos, por fin se pudo llegar a un acuerdo: Pizza Jardín de Goya (frente a Colón) a las 21:30 de ayer.

Para llegar fue todo un caos, pues coincidía con la Noche en Blanco y muchas calles estaban cortadas, pero al final llegamos, eso sí, con un poco de retraso.

La cena estuvo bien, hubo un par de momentos donde se pusieron a cantar el cumpleaños feliz, lo que sirvió para que el garito trajese otra ronda de bebidas y me exigieron unas palabras… la verdad es que no se me da nada bien y, la verdad, ni lo había pensado, así que no llevé nada preparado.

Terminando la cena, como es constumbre en la empresa, recaudaron dinero para un regalo, o mejor dicho, un regalazo: ¡una ecoesfera!

Finalizamos la noche en “The Geographic Club”, tomando, unos cócteles (aunque como llevé coche, sólo pude tomar cocacola).

Aprovecho desde aquí a dar las gracias a todos los que fueron que hicieron de la cena algo para recordar y que deberá repetirse.

En Milán

Esta semana me ha tocado ir a Milán por motivos laborales.

En principio, tenía que ir los días 10 y 11, así que, aprovechando que el 9 era festivo en Madrid, en vez de ir ese día a última hora para hacer noche directamente, ¿por qué no ir en el primer vuelo y ver un poco Milán?.

Llamamos al hotel que me habían reservado mis compañeros de Italia, el Novotel Malpensa (al lado del aeropuerto del mismo nombre) y nos comentaron que la habitación doble era indiferente que fuesen una o dos personas, sólo tendríamos que pagar los desayunos, así que, pillamos un par de vuelos: la ida con EasyJet y la vuelta con Vueling.

Salimos de la Terminal 1 de Barajas y llegamos a la 2 de Malpensa. Ambas antiguas y pequeñas. Hicimos el check-in en el hotel, dejamos los petates y nos fuimos a Milán.

Llegamos a la Estación Central y de ahí, en metro (un bono de un día entero para todo tipo de transporte por 3 €) a Il Duomo. Desde ahí a la Galería de Victorio Emanuelle que hay en esa misma plaza y a comer, pues ya eran las 14:30 y por esos lugares no acostumbran a comer tan tarde… Es más, tuvimos que pedir la pizza rapidito porque cerraban la cuccina: Nada que ver con los “telepis” ni similares… por 7 € nos pusieron una pizza recién hecha en horno de leña casi como una familiar de grande. Además, unos spagetti carbonara por 7 € con el que comen perfectamente dos personas… ¿quién dijo que Italia es caro?, ¿dónde comen por 15€ dos personas en Madrid?, ni si quiera en un McDonald’s…, porque, en los italianos aquí te sangran pero bien.

Por la tarde, tratamos de ir a ver “La Última Cena” o como ellos lo llaman Cenacolo Vinciano, pero era necesario reservar por teléfono (el lunes lo habíamos intentado, pero estaba comunicando continuamente), así que, no sirvió de nada pedir por favor que nos pasaran y que era nuestro único día en Milán.

Un par de temas que tenía pendiente en Italia son los helados y el café. Los helados, qué decir, impresionantes. Es realmente una crema, no un bloque congelado, con hielitos cristalizados, como aquí. Fuimos a un sitio que tenía más de siete tipos distintos de chocolate, y la copa de “dos bolas” (porque la llenaban a rebosar) eran sólo 2,8€… ¿cuánto cuesta aquí algo igual?.

Nos acercamos al Castello Sforzesco, donde lo que nos asombró fue que en España no cuidamos debidamente las antigüedades, pues dicho castillo está perfectamente conservado y cuidado.

Para acercarno nuevamente al centro más turístico, subimos por una calle que es de las más comerciales de Milán, con las típicas tiendas que también nos podemos encontrar en la calle Preciados de Madrid.

Luego, tocaba el café, recomendándonos el “expresso”… era como un dedal de café, casi cafeína pura.. sólo para yonkis.

Tras darnos un par de paseos por otra calle comercial, donde nos comimos un Pretszel (típico panecillo alemán), acabamos tratando de volver al mismo restaurante de la comida, pero decubrimos que éste sólo abre por las mañanas. Nos metimos en uno aledaño, donde cenamos por 25 € un calzone y unos Orecchiette acompañados de salchichas y picante.

Salimos corriendo hacia la estación de Cadorna para coger el Malpensa Express, un tren que lleva desde Milán al aeropuerto, ¡pero… sorpresa! ya no había más trenes, sólo podíamos volvernos en autobús. que, casualmente, acababa de irse, así que como sólo hay uno por hora, nos tocó esperar una horita a pie quieto en la parada del autobús que a su vez era de taxis. Llegamos al aeropuerto, tras una siesta (pues son 45 minutos de viaje) y de nuevo al hotel para descansar.

Los dos días siguientes, fueron días de trabajo continuo, pero la tarde del miércoles, un compañero italiano y su novia nos llevaron a la zona de marcha de Milán, que está un poco alejada del centro. Estuvimos cenando en un restaurante muy chulo a la orilla del Naviglio, una especie de canal por el que circulan pequeñas embarcaciones. Mientras estuve trabajando por la mañana/tarde, Alicia aprovechó para ir ella sola a Milán y comprar los regalos.

Finalmente, el jueves, al terminar de currar, salimos pitando al aeropuerto para volver a Madrid… Arrivederci Milano!

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Problemas con el WiFi

Ahora que vivo en un piso más grande, me surge el problema de cablear o no la casa con ethernet o bien, apostar por el WiFi.

La decisión parece fácil, tirar de WiFi, pero, ¿los adaptadores USB-WiFi están soportados en Linux?. Imaginaba que tendría que ir a un gran almacén e ir probando uno por uno, pero hubo suerte, un DLink en cuya caja salía claramente un pingüino, diciendo explicitamente que era compatible con Linux (y lo mejor, por sólo 19 pavos!!!).

El Network-Manager Applet de Gnome en Ubuntu deja mucho que desar, así que, al final tocó tirar a mano de los comandos iwlist, iwconfig y el dichosos wpa_supplicant. Una vez todo conectado, observo que pasadas varias horas, el driver casca y pierdo conexión. Para solucinarlo, toca quitar los módulos, desconectar el USB-WiFi y volverlo a pinchar.

Al final, he tendio que dejar el router junto al server y conectarlo por cable y en mi despacho, en el Workstation, usar el USB-WiFi, pero como es un PC un poco antiguo, si uso WPA pierdo paquetes cuando tengo aplicaciones gordas como Firefox, así que, he tenido que dejarlo en WEP, que parece más estable.

A ver qué resultado me da, pues necesito estar todo el día conectado con el Skype y teléfono SIP, además del email…

Ya estamos de vuelta…

Han sido dos semanas (o mejor dicho tres) bastante moviditas:

Para empezar, se suponía que iba a ir a Londres, pero al final, me ha surgido la oportunidad de un nuevo trabajo, poco antes de hacer la reserva del curso de Inglés (el día antes), a la que no me he podido resistir.

Por otro lado, como el nuevo trabajo me obliga a viajar mucho y tampoco tengo que ir a una oficina, si no que lo puedo hacer todo desde casa, necesitaba otro piso y Alicia estar cerca de “su gente”, así que, nos hemos mudado a Alcalá, dejando Tres Cantos y el mini-piso de una habitación y alquilando uno de tres, así cada uno tiene su despacho.

Con todo, os podréis imaginar el trajín de mudanza que nos hemos comido (salir del antiguo curro para empaquetar e ir llevando a Alcalá, limpiar la nueva casa, pedir la baja del ADSL en la antigua y el alta en la nueva, cambiar recibos…). Lo mejor de todo, es que ni un segundo de descanso, pues la incorporación al nuevo trabajo ha sido inmediata, con un fin de semana por medio en el que estuvimos dando los últimos coletazos al piso de Tres Cantos.

Ya iré contando las nuevas aventuras que me esperan…