Finalizando el tercer trimestre de 2010

El título no es que sea muy ingenioso, pero es lo que, desde que he llegado de vacaciones, he estado centrado.

Lo único que he ido publicando desde las vacaciones han sido los post sobre ellas (y todavía quedan más por publicar), pues al contrario que otras veces, no los he ido escribiendo cada día, sino que los estoy redactando a posteriori, lo que me lleva mucho tiempo. Así es que no he actualizado nada de nada sobre lo que he estado haciendo últimamente.

Como todo fin de trimestre, vamos de cráneo, pero es cierto que se notan las vacaciones y, pese a que estamos a final de septiembre, se siguen notando… hay días que apenas llegan correos ni llamadas. La parte buena es que te da tiempo a terminar temas pendientes, pero no me gusta nada. Esperemos que la cosa cambie.

A principios de septiembre estuve por Zaragoza. Como de costumbre, fui en coche, pues para ir en AVE, al final tengo que salir a la misma hora de casa y, una vez allí, estoy a golpe de taxi, lo que según zona, es más o menos un problema (en Madrid están por todas partes).

Como hacía tiempo que no hacía acto de presencia por Portugal (las vacaciones no cuentan), estuve por allí el día 9, donde, increíblemente, tuve 6 reuniones en el día… Es de locos, ya que vas de una a otra corriendo con la lengua fuera. Lo mejor fue, fiel a mi costumbre, que comí en un chino (gracias a Google Maps y la tarifa roaming que tengo). Tal y como pasó en Lisboa hace tiempo, la salsa agridulce allí pica como demonios pinchándote la lengua con sus tridentes al rojo vivo. Una vez más, probad antes la supuesta agridulce. Del chino traté de pedir un taxi, pero no nos conseguíamos entender (creo que se iban pasando la llamada de uno a otro por manos libres del coche, se oía fatal), así que, a punto de pedir a alguien que lo hiciera (ya desesperado) llamé a otra compañía y no hubo más problema.

Tras la última reunión, hubo una cosa muy curiosa que vi en la calle (este enlace es antes del graffiti):

Agotando el mundo

Agotando el mundo

Como parece que le cojo “morriña” a Lisboa, este jueves he vuelto por allí, aunque mucho más relajado, ya que esta vez fui a tiro hecho para una sesión especial con un cliente. EasyJet me avisó que podría haber problemas con el vuelo, por lo que estuve un poco atemorizado por la vuelta. Como siempre cojo el último de la tarde, sobre las 20:20 de allí. Al llegar al aeropuerto, todos los EasyJet (no sólo a Madrid) habían sido cancelados… afortunadamente, el mío seguía ahí, con su hora prevista. Parece que los franceses les ha dado por hacer huelga y había bastantes vuelos afectados. Finalmente, el vuelo salió sólo con media hora de retraso (generalmente es más).

Por cierto, en Lisboa, no pagar el ticket de parking tiene peor pinta que en Madrid:

Coche con cepo

Coche con cepo

En cuanto a salir por ahí, hemos tenido desde la inaguración del piso de alquiler de unos amigos que se han ido a vivir juntos, barbacoa familiar y, lo más destacable, Alicia y sus dotes de alcahueta, parece que una cena que organizamos en nuestra casa donde ella presentó a una amiga suya a un amigo nuestro va por buen camino… Por cierto, tendré que evitar el Diversia (fuimos a cenar con los amigos), no sé cómo lo hace, pero Alicia siempre acaba comprando alguna chorrada en el Vips de allí.

Baturreando en Zaragoza

Esta semana, el roadshow me ha llevado a Zaragoza. Como siempre, a última hora pillando el boleto del AVE… Como es habitual la web de RENFE me dio varios problemas para terminar el proceso de compra y para colmo, en el billete que te tienes que imprimir, te meten publicidad… Por favor, publicidad: ¡No con mi tinta!.

El viaje a Zaragoza es realmente corto, en tan sólo hora y media estás allí, dando poco tiempo a tomar nada en la cafetería móvil que tiene… nunca mejor dicho lo de móvil, pues a diferencia con el AVE a Sevilla, el que va hacia Zaragoza/Barcelona se mueve más que una barca, haciéndose difícil caminar sin ir agarrándose a los asientos. Particularmente, me pareció más movido el viaje de vuelta, donde al menos cayeron un par de vasos en la cafetería.

Estacion del Ave en Zaragoza

Estacion del Ave en Zaragoza

El viaje fue relámpago, pues estuvimos sólo 4 horas allí, volviendo tras terminar el show. Por cierto, en el hotel NH Ciudad de Zaragoza pude ver a José Sacristán… está claro que cuando un día medio nublado y dentro del hotel, sólo un “famoso” va con gafas de sol. En cualquier caso, estuve al loro de que no cogiera nada de nuestro catering, al que se arrimó un músico (llevaba un violín) quizás ruso por la “pinta” y como no lo íbamos a comer todo no nos importó que cogiera algo.

A la vuelta, estuvimos en el “lounge” de los viajeros de AVE… que como en todo, hay clases, y estas cosas no las ponen en los cercanías, no sea que el populacho estropee los sofás:

Zona de Descanso Estacion del Ave en Zaragoza

Zona de Descanso Estacion del Ave en Zaragoza

Como el viaje fue muy rápido, el coche no estuvo apenas 8 horas en la estación, pensé que el parking de Atocha tendría un precio “razonable”, pero, ¡iluso de mi!, 27 pavazos que me robaron los muy… Luego pone que el máximo por día son 27 euros. El próximo día pienso aparcar en las plazas reservadas de AVIS/HERTZ y demás, que son más anchas y por el precio que vale el dichoso parking, me lo tenían que limpiar y encerar como poco.

Creo que comenté en un post anterior que me tenía pendiente lleva a Alicia a cenar por el octavo aniversario, así que, ese mismo jueves, aunque fue un día largo, nos fuimos al italiano favorito de Alcalá, el Abruzzi. Para variar, tomamos pasta fresca, pero fui a lo seguro, la típica carbonara. Una vez más, excelente y muy recomendable (el aceite con vinagre de módena reducido que ponen como entrante, untado con pan entra genial).

El sábado, también tuvimos cena social, con antiguos compañeros del trabajo. Nos llevaron a un italo-argentino en Alcobendas, la pizzería San Telmo, donde las pizzas no estaba nada mal y las empanadillas muy buenas. Luego vino lo mejor, un helado italiano genuino, cremoso, realmente excelente, en la Heladería La Romana.

Para terminar la semana, tantas “fiestas” en las últimas semanas, pasaron factura el domingo: organizar un poco la casa, con aspirador incluido, en plan zafarrancho de combate, pero con las pelusas como ratas de gordas.

Por fin vacaciones (IX)

Ya nos hemos despedido de Briones y hemos puesto rumbo a Lleida, hacia los Jardins del Segrie.

En el camino, paramos en Zaragoza, donde vismos El Pilar y la Torre de la Seo, además de dar una vuelta por la zona y aprovechar para comer. Llegamos a Lleida sobre las cinco de la tarde, así que rápidamente, para aprovechar el día, preguntamos a dónde podríamos por la zona.

En Lleida ciudad, dimos una vuelta rápida, por la zona de la estación y la rambla, además de subir al castillo, desde el que se ve toda la ciudad, pero fuimos un poco tarde y preferimos no estar mucho más tiempo (había gente algo rara pululando por ahí).

De ahí salimos hacia Alguaire, donde hay un mirador, pero en vez de ir con GPS, fuimos a “pelo”, con pequeña pérdida y cambio de sentido incluido. Una vez llegamos al mirador, el camino era muy rústico, es decir, sin asfaltar, optando por no seguirlo para evitar posibles problemas. Continuando por la misma vía, llegamos al aeropuerto de Lleida, el cual está todavía en obras, pero su torre de control es muy chula.

De vuelta al alojamiento, es de los pocos que hemos visto en los que no te la “clavan” por comer allí, así que unas tapitas y, como no hay que conducir, una copita de sangría.

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De Lisboa a Zaragoza

Esta semana la he comenzado con un par de días en Lisboa, o mejor dicho, el primero en Setúbal y el segundo ya en Lisboa, cerca de Amoreiras, junto al famoso shopping (así llaman allí los centros comerciales). El hotel en el que estuve, de lo peor, pues creo que había “pilinguis” en recepción esperando “algo” (¿o por algo?). Eso sí, el Internet sí que era bueno, mucho mejor que el de casa.

El jueves tuve visita relámpago a Zaragoza. Salí a las 6:00 y regresé a las 22:30, evidentemente en coche, pues en AVE no es barato y también me habría tocado madrugar, además de no tener coche que es siempre un incordio cuando las reuniones son cada una en una punta de la ciudad. La última la tuve justo al lado del Pilar. Nunca había estado (o al menos que yo recuerde) y me sorprendió lo grande que era. Lo único malo fue la vuelta, que traté de hacer caso a las señales y me di más de una vuelta por la Z-40, la “M-40” de allí.

El pilar al salir del parking que hay justo al lado

El pilar al salir del parking que hay justo al lado

Para terminar, el sábado votamos Alicia y  yo a las elecciones europeas, pues lo habíamos solicitado por correo (en casa voy a estar, pero me da mucha pereza ir al colegio electoral). Por la mañana temprano llegó el cartero, quien me entregó la documentación. Tranquilamente, con todo el taco de papeletas, elegí el voto, lo metí en el sobre que hay que meter en otro junto a otro documento y ya está, a correos a certificarlo. A ver si sirve de algo…