Como una intrépida libelula… así decía cierta canción, en la que daban:
Lo siento, tenía que hacerlo al pasar hoy por esa estación.
Y sobre el tema del bambú seguimos hablando, porque le he dado otra vez caña a RENFE, mis amigos. Esta vez han sido tres reclamaciones, una por el pésimo diseño de la estación de Tres Cantos, que no encauza el flujo de gente al llegar un tren, otra por no tener operativo el único medio para comprar billetes en Chamartín al salir del metro y otra por la impuntualidad repugnante de sus tartanas sobre raíles.
¡Qué grande eres! Con este post te has salido 😀 hacia tiempo que no me reía así… En cuanto a RENFE, duro con ellos…
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Hombre, por la puntualidad y por la compra de billetes, pase. Pero por el diseño de la estación y los flujos de gente, me parecen ganas de tocar los cojones de forma innecesaria…
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A ver… un poco sí es por tocar las narices. Para las pocas veces que uso RENFE, todavía no ha habido día que no encuentre motivos suficientes y justificados para poner una reclamación:
Falta de señalización (pero carteles publicitarios no faltan).
Desconcertante imprevisibilidad de los trenes.
Trenes echos un desastre.
Estaciones mal diseñadas.
Revisores con síndrome del Juez Dredd.
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Tampoco cojo mucho los trenes, pero en general tampoco ha sido la experiencia tan desastrosa (pero es el Metro, de largo). Y comparado con el resto de Europa, dicen que tenemos uno de los mejores servicios ferroviarios. Luego estan los alemanes, pero es que esos trenes juegan en otra liga
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